Un dilema que nos divide entre ser "empático" o "indolente".
En un país donde ser formal es "un problema" en donde pertenecer a una institución o entidad estatal es más codiciado por pertenecer a la "cadena de corrupción" que a desarrollarse en una profesión o hacer línea de carrera, en donde muy poca gente logra metas personales o consigue estudiar su tiempo de educación formativa con la calidad necesaria o que puede acceder a una educación superior de nivel suficiente como para convertirse en un profesional del suficiente nivel como para acceder a un sueldo digno (y claro, a un trabajo con buenas condiciones y prestaciones).Este es un país de explotación, con gente que sea o no ignara, con o sin principios, gana quien es más salvaje y "pendejo" (en el Perú, este apelativo se lo gana el "vivo", a diferencia de lo que se dice de la persona lerda en muchos países en donde existe también este apelativo calificativo).En la categoría de "pendejo" está la gran mayoría de gente que debe de hacer algo para conseguir logros y permanencias: si no lo haces, quedas automáticamente fuera de juego y nadie hará nada por ti. Por lo tanto, el rubro de informales, está plagado de ellos. Allí están los ambulantes. Me dirán: "qué injusto, qué poco empático, es gente sin oportunidades". Bueno, ni lo uno, ni lo otro. Si se comprendió la explicación de porqué la gente se convierte en "pendeja", creo que no hay alternativa. Pero fíjense en algo: el ser ambulante ya es una oportunidad. Oportunidad que mucha gente la transformó en ejemplo de éxito. No es extraño ver a gente que durante algunos años fue ambulante y de pronto, ocupó una tienda pequeña, luego otra y luego una más grande y como decimos aquí: "la hizo". Lo que pasa es que no todos descubren la oportunidad, no todos tienen capacidad suficiente para los negocios, no todos pensamos igual, ni vemos el panorama como otros sí y aunque "pendejos", unos son más hábiles, astutos, inteligentes y malos que otros. Sí, malos. Hay gente muy mala haciendo negocios por todos lados. En esto no hay distintivo entre pequeños y grandes empresarios, ni entre gente de izquierda o derecha. Quien es malo, lo es por decisión propia y le gusta serlo.
Pero el tema de los ambulantes va por el lado de "la necesidad", como tantos otros "oficios" y situaciones en la vida que requieren de una solución, pero solo son atendidas con paliativos; no siempre con los más adecuados de ellos. Los ambulantes, son criticados todo el tiempo, pero cuando los desalojan... Los defendemos. En realidad, les damos una muy fuerte razón para que sigan existiendo en la dinámica económica: les compramos sus productos. Pero el ambulante suele victimizarse con una facilidad increíble. Muchos de ellos, tiene muchas más posesiones de las que tendremos en veinte años de trabajo, pero para la mirada de la gente, son pobres o muy pobres. Y hay quienes realmente lo son, pero lamento decirles que no son la mayoría.
Y llegó la pandemia, en donde las autoridades debieron de resolver esta problemática: pero descansaron de este tipo de "problemas"generando algo más peligroso: que mucha más gente (desempleada) se convierta en ambulantes y las posibilidades de contagio y de insalubridad, se multiplicasen. Hoy mucha gente defiende al ambulante "por la situación", pero el ambulante es ya parte de un problam mayor que no cuidar el ornato: es parte principal del contagio del SARS COV 2 que produce el Covid 19. Muchos de ellos no saben que están infectados, otros lo saben pero "de algo uno se va a morir" o "así esté enfermo, tengo que comer ¿de qué voy a comer?" y no alegremente, pero sí de manera extremadamente irresponsable, salen a vender... y a contagiar. Aquí el problema pasa por la estructura cultural, la estructura de gestión (y su aplicación) y la confusión de la gente: la postura hacia muchas cosas cambia cada vez que sucede algo, pero más por pretender criticar, rebelarse, dejar en claro que uno existe, que por aportar en la solución de un problema. Así somos.
Pero ¿Qué se debió de hacer o se debería de hacer? Pues algo que organice las cosas y le de flujo laboral a mucha gente: aprobar el comercio ambulatorio regulado por una autoridad nacional que estudie y evalúe el impacto comercial de los ambulantes en cada ciudad del país. Me dirán: "esa es mucha burocracia" o "¿no es esa tarea de las municipalidades?".
Yo creo que si se crease esa autoridad nacional y el comercio ambulatorio dejase de ser responsabilidad de los municipios, resolveríamos esta problemática en mediano plazo y se generaría nuevos focos comerciales en todo el país con el tiempo. ¿Suena mal o suena bien?. Yo creo que no importa mucho como suene, sino cómo funcione. Pero la idea me parece adecuada y factible.
Entonces, vemos que esto no es si se es empático o indolente, sino práctico y resolutivo. No estoy en contra del comercio ambulatorio, pero estoy más en favor de soluciones que sirven de verdad a nuestra sociedad y a nuestro país. Y creo que si seguimos criticando tanto, viendo nuestras "posibilidades" o recurriendo a nuestros complejos o casos personales; no resolveremos nada. Aquí, luego de situarnos en lo que sucede (en el tema también), les he presentado una solución. ¿Podremos aportar otras más?. Ya depende de nosotros. Solo es cuestión de pensar un poquito.
Hasta otra vez.
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